
Santa Verónica
Verónica era una discípula de Jesús. Nació en el primer siglo después de Cristo y murió en Israel alrededor del año 70. Su nombre en realidad significa ‘el que trae la victoria’. En este caso particular significa ‘la verdadera imagen’ del latín ‘vera icon’.
Existen varias versiones de la historia que rodea el pañuelo de la Verónica.
La leyenda original dice que Verónica le dijo al mensajero del emperador Tiberio, que estaba enfermo, que para tener siempre una representación de Jesucristo con ella, le pidió una imagen. Ella tenía un velo con ella, se lo entregó y lo recibió de vuelta con su cara presionada.
Verónica fue con el mensajero a Roma, donde el paño mostró su poder de curación: Tiberio, que tenía un nido de avispas en la cabeza, se curó.

Santa Verónica en la Basílica de San Pedro (Roma)


Santa Verónica ofreciendo su velo a Cristo – Santa Prassede (Roma)
Alrededor del 1300 se crearon versiones extendidas de la leyenda, que asignan a Verónica a la Pasión de Cristo: Según esta leyenda, Verónica fue una de las muchas mujeres en el Vía Crucis; cuando el Salvador se derrumbó, ella le entregó su sudario, en el que se conservaba la huella de su rostro con la corona de espinas.
Según la leyenda bizantina, Jesús, mientras vivía, envió al rey Abgar V de Edesa un tejido milagroso con la imagen de su rostro, que se colocó en la puerta de la ciudad de Edesa, donde la imagen se conservó en ladrillo.
Versiones recientes de esta leyenda informan que no fue Abgar sino su hija Berenice quien recibió el paño. El nombre Verónica es una latinización de este antiguo nombre macedonio.

Hasta el día de hoy se sigue discutiendo cuál de las telas en cuestión es la original. En los caminos de la cruz la leyenda de Santa Verónica se representa como la sexta estación.
Aún hoy, durante la Pasión, se muestra un velo de la Verónica en el balcón de las reliquias de la Basílica de San Pedro en Roma.
Se dice que los huesos de la Verónica descansan en la iglesia de St-Seurin en Burdeos.
Es la patrona de los fotógrafos, de las amas de casa de la parroquia, de las lavanderas, de los blanqueadores, de los tejedores de lino y de los comerciantes. También se le pide ayuda en caso de heridas graves, contra la afluencia de sangre y para una buena muerte.
